Cada 6 de abril se celebra el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz. Esta fecha se origina en el año 2013, cuando la ONU decidió instaurar el deporte como una herramienta para enseñar valores, mejorar la salud y promover la sana competencia. Otra curiosidad es que conmemora la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos en Atenas en 1896.
Para alcanzar el máximo rendimiento en cualquier actividad física es primordial un buen descanso del cuerpo. De hecho, el entrenamiento, la competición y la recuperación se ven condicionados por este. El sueño es un factor decisivo en el rendimiento de un deportista y permite reparar los “daños” de los entrenamientos. Algo tan primordial como el descanso ayuda a prevenir lesiones. Pero no solo se trata de dormir bien, sino de tener un sueño reparador. Hay que distinguir los beneficios según la fase de sueño:
- Fase no REM: es el primer tipo al que entramos cuando dormimos. A esta fase, se le atribuye la conservación de la energía y la recuperación del sistema nervioso. Esta fase del sueño es fundamental para deportistas de élite y para la recuperación del daño muscular.
- Fase REM: es el segundo tipo y es en la que se dan la mayoría de los sueños. Ocurre después del ciclo completo de fase no REM y mejora las capacidades cognitivas. Ayuda al aprendizaje, la memoria y la regulación emocional.
La falta de descanso supone un desgaste añadido que afecta a la recuperación, el estado emocional y el rendimiento de los tejidos. La gestión del sueño de los deportistas es primordial para sacar el máximo rendimiento para las pruebas deportivas y los entrenamientos.
En suma, estos dos factores demuestran como “la unión hace la fuerza” y que un buen descanso es la base para realizar un deporte óptimo.