Resulta práctica y conveniente. Se ha convertido en ese producto de primera necesidad que siempre tiene reservado su espacio en el carro de compra. Vamos al supermercado, y ahí está, nunca falta. Varios estantes llenos de atractivos envases de plástico, en varios formatos y con envases que van desde la más sencilla botella a otras de colores y llamativo etiquetado.
Hay incluso aguas de lujo, todo muy “pijeras” para que la botella de agua no desentone con tu ropa de marca o el mobiliario tan moderno de tu casa. Además, ese famoso de la tele o esa influencer que sigues en las redes sociales, beben agua embotellada. Oh, y no olvidemos los botellines especialmente diseñados para niños. El diablo del marketing hace bien su trabajo, sin duda. Pero veamos las diferencias vs el agua de Drozen.
El agua embotellada se ha vuelto al parecer, algo tan indispensable y popular, que ni un por instante nos planteamos prescindir de ella. En muchos casos se ha convertido de hecho, en la principal fuente de hidratación. Sólo una mínima parte de los consumidores, quizás con una cierta conciencia medioambiental, se plantea el impacto que el agua embotellada produce en el ambiente.
Lo cierto es que cuesta prescindir de ella. Si bien disponemos en España de una de las mejores redes de plantas depuradoras de Europa, el agua del grifo dista mucho de ser “potable”. Puedes beberla, claro que sí, y no te morirás a corto ni medio plazo por hidratarte con ella. Incluso puede que hasta la uses para cocinar. Pero no es un agua exenta de contaminantes perjudiciales para tu organismo.
Teniendo una ligera idea sobre los químicos que componen esa agua, no es de extrañar que nos decantemos por el agua embotellada. En muchos casos sabe mejor y la etiqueta del envase garantiza una procedencia natural, así que por qué no, ¿verdad? Nada más lejos de la realidad. Poca gente sabe que las marcas más famosas usan la misma agua que sale por nuestros grifos, tratada químicamente de manera que tenga ese peculiar sabor mineralizado que nos recuerda tanto al agua pura y cristalina que brota de las montañas. Pensándolo dos veces… ¿Acaso no se habrían agotado ya todos los manantiales al dar de beber a tantos billones de personas?
Unas cifras que hablan por sí solas
Para comprender mejor el impacto del agua embotellada en el medio ambiente, debemos conocer básicamente algunas cifras. Y lógicamente, ese impacto va ligado directamente al gigantesco y redondo negocio que el agua embotellada supone hoy día:
- Según estudios de Greenpeace, sólo en España se consumen a diario unos 10 millones de botellas de agua.
- Según la Federación Europea de Aguas Envasadas -EFBW- España se sitúa en cuarto lugar del ranking europeo en cuanto a la producción de agua embotellada, siguiendo a Alemania, Italia y Francia.
- Respecto a su consumo, España ocupa el tercer puesto, siguiendo a Italia y Alemania.
- El negocio del agua mineral embotellada factura en España unos 1.000 millones de euros.
- El 70% de la explotación de manantiales del territorio español, por parte de la industria embotelladora cuenta con menos de 50 empleados en sus plantillas.
- Durante de la crisis del Covid19, el consumo de agua embotellada ha crecido un 70%. El miedo al posible desabastecimiento y la creencia de que el virus podría estar presente en el agua del grifo, ha disparado la venta.
- A nivel mundial, unos 600 millones de hogares consumen agua embotellada o lo que es lo mismo, unos 391 mil millones de litros al año. A razón de 1 millón de botellas vendidas por minuto, los océanos están colmados de botellas además de otros envases y objetos plásticos.
- El litro de agua del grifo en España cuesta de media 0,00195 céntimos. El agua embotellada nos cuesta 300 veces más cara.
- Lo más escandaloso: Para producir una botella de plástico que contendrá 1 litro de agua, se necesitan 7 litros de ese mismo elemento! Además, unos 167 grs de petróleo son necesarios para producir el plástico PET con el que se fabrica su envase.
- Su huella de carbono – CO2 – se extiende no sólo a su producción sino a su distribución y reciclaje.
- En el mar o acumuladas en vertederos, las botellas no se habrán desintegrado totalmente hasta pasados 450 años.
- Aunque en España reciclamos cada día más, al menos 6 millones de botellas acaban cada año en vertederos, espacios naturales o en el mar.
- En su informe Maldito Plástico: reciclar no es suficiente, Greenpeace afirma que en España se recicla sólo un 25.4% de los envases de plástico, entre ellos las botellas de agua.
Si de verdad te interesa conocer el verdadero impacto del agua embotellada en el medio ambiente, aconsejamos ver el siguiente vídeo, donde Annie Leonard, Directora Ejecutiva de Greenpeace USA, nos explica amena y detalladamente, el ciclo de vida del agua embotellada, desde la producción de su envase a partir de combustibles fósiles al momento en el que nos deshacemos de cada botella. Todo ello no sin un alto incremento del calentamiento global, pues la huella de CO2 que deja este proceso es considerable. Hasta la fecha, este es sin duda el mejor vídeo explicativo sobre el tema, analizando el problema desde cada punto de vista:
Tenemos un problema y gordo con el asunto del plástico. Resulta tranquilizador para nuestra mente, depositar la botella de agua en el contenedor, pensando que será reciclada correcta y debidamente. Eso quita todo resquicio de culpa a la hora de agarrar la siguiente botella o garrafa en el supermercado. Pero la triste realidad es que sólo un mínimo de esas botellas será reciclado. Los vertederos de todo el mundo a duras penas contienen las colosales montañas de botellas de plástico.
Muchas de ellas acaban flotando en los mares y dada la gran durabilidad del plástico, pueden permanecer ahí cientos de años. El sol y la erosión de las olas serán suficiente para que vayan descomponiéndose en trozos más pequeños. Perfectos aspirantes al siguiente paso que es convertirse en asesino micro plástico. Por si esto fuera poco, podemos añadir fibras sintéticas de todo tipo, incluidas las empleadas en la confección textil, y el caucho de los millones de neumáticos que también yacen en el suelo marino. ¿Están por tanto las fuentes de agua potable contaminadas con microplásticos?
Microplásticos en el agua embotellada…No puede ser. ¿O sí?
Lo que corroboran los análisis efectuados por la Universidad de Nueva York, es que los microplásticos están presentes en el agua embotellada, y una gran parte de ellos proviene del polipropileno, compuesto del que están hechos los tapones de las botellas. Las pruebas se llevaron a cabo en botellas de 11 marcas distintas en 9 países, así que hablamos de un estudio nada despreciable.
También se afirma que el número de partículas de plástico es proporcionalmente mayor en una botella que en un vaso de agua del grifo, pero esto obviamente no es que sea un gran consuelo. Unas 4000 partículas son las que ingiere de media una persona bebiendo agua del grifo durante un año, y unas 90.000 partículas son las que ingiere si bebe agua embotellada.
En ambos casos hay motivos más que justificados para llevarse las manos a la cabeza. Y de acuerdo, desde la OMS nos recuerdan que la presencia de microplásticos en el agua potable es tan ínfima que no supone peligro alguno para nuestra salud. ¿Disculpen? Nos permitirá la reputada institución que dudemos al respecto. Basta con investigar un poco sobre las alteraciones que el plástico ya está provocando en el cuerpo de niños y adolescentes como para preocuparse aunque sólo sea un poco.
En conclusión, beber agua del grifo es una opción más sostenible que el agua embotellada, sí. No obstante, se sabe que el agua del grifo no está libre de toxicidad y microplásticos, así que gran parte de la población se muestra reacia a consumir agua del grifo. También hemos de reconocer que el agua no tiene la misma calidad en todo el país. Por lo tanto, sólo queda una opción razonable:
AGUA FILTRADA: La solución más sana y ecológica para tu familia y el planeta
Es una locura, lo sabemos. De agua estamos en gran medida compuestos y este elemento esencial y fuente de toda vida, no es algo con lo que podamos andar jugando. Ya antes de tomar nuestra primera bocanada de aire, llegamos al mundo después de 9 meses inmersos en una bolsa de agua en el vientre materno.
Ahí estamos a salvo todo ese tiempo, siempre y cuando nuestra madre haya mantenido unos hábitos saludables durante la gestación, por supuesto. Por ello no tiene sentido y es prácticamente un sacrilegio que el agua que bebemos durante el resto de nuestra vida, no tenga la pureza que nuestro organismo requiere.
Tomar agua en excelentes condiciones de salubridad es ley natural. Tiene sentido, ¿no crees? Es tan frustrante y deprimente saber ahora que el agua, tanto del grifo como embotellada, deja tanto que desear…Pero no todo está perdido. La solución más asequible, ecológica y sostenible, a la vez que más sana para ti y toda tu familia, te la proporciona hoy día un buen sistema de filtración de agua.
Piensa detenidamente en un sistema de ÓSMOSIS INVERSA, o en cualquier otro sistema de filtración de agua. Obtendrás con total seguridad una agua purificada y mucho más segura para la salud. Algunos de estos sistemas incorporan incluso un generador de agua ionizada/alcalina o aún mejor, hidrogenada. Consulta directamente con un experto a la hora de decidirte por la mejor opción para tu hogar y di adiós al agua embotellada! Te bastará una buena botella de acero inoxidable que puedas rellenar. Porque todos tenemos derecho a un agua saludable sin necesidad de envenenarnos o maltratar aún más a nuestro hermoso planeta azul.